Tendría que moverse en sigilo, pero no puede. Su protagonismo, su estilo y su carácter de toda la vida le juegan en contra. Se reúne con todos en su oficina, cientos de personas hacen fila para verlo, entrega puestos, palmea hombros, regaña a unos, soba a otros, vende futuro y esperanza.
En privado lo dicen todos, en público lo callan muchos. El tema es un secreto no a voces sino a gritos. Lo que sucede en Guerrero no pasa en ningún otro Estado del país, el poder, al menos en apariencia y contra toda lógica política, se comparte. Son cuatro manos y dos cabezas las que ordenan y por supuesto las que reparten.
Una es la imagen, el rostro, la conciliación, la que interpreta el guion. Potencial tiene de sobra, cierto es, pero es ella quien no va más allá de su zona de confort, siempre está cuidada, protegida por un equipo de logística casi perfecto y con discursos a modo. Lamentablemente, lo dijo la politóloga Denise Dresser, está ahí por consanguinidad y no por capacidad.
El otro es el gobernador de facto, primer ministro le han llamado. Un día da órdenes a un secretario de Estado y otro día despacha en palacio central. Algunas veces camina tranquilo en los espacios públicos de la ciudad, otras sale por piernas de las oficinas gubernamentales para evadir a la prensa. En algunas ocasiones no va a los eventos oficiales y en otros habla más que la gobernadora.
Es el Félix de siempre, el de toda la vida. El que hace y deshace, el que reparte y comparte y se lleva la mejor parte, el que hoy ostenta doblemente el poder. Al que trataron de sacar de la jugada pero que nunca estuvo del todo fuera; al que le cortaron las alas, pero como él lo dijo, echó raíces. Tras su descalabro en el INE hoy está cumpliendo su palabra: “voy a ser gobernador” aseguró. Ya lo es. Félix, como decían los romanos no es “la voz y mando” de la gobernadora, es por sí mismo la fuente donde emana el poder.
Lo preocupante es lo que se viene, el choque generacional es inminente. Porque son dos cabezas, dos ideas, dos conceptos, dos visiones, dos formas distintas de concebir no la política, sino la administración pública, y porque el poder nunca se comparte. Lo sabemos todos, cuando Evelyn se atreva a romper las formas comenzarán los problemas, el más perjudicado será el gobierno. Se va a cansar de recibir indicaciones, porque no es empleada, a ella, sólo a ella, la eligió el pueblo de Guerrero.
Funcionarios nuevos y viejos, pragmatismo contra radicalismo, el nuevo mundo contra el viejo orden. Los novios contra los leales. Así de complicada será la situación, eso es lo que todos ven pero que, por interés, eso es lo que en este momento casi todos callan.
La frase: “tu voz es padre para mí sagrada, más la voz de mi patria es lo primero”. Vicente Guerrero mostró el camino hace cientos de años. Es ahora, en el inicio, o no será nunca.
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